El paciente se reúne con el quiropráctico y brinda una breve sinopsis de sus problemas y dolor. El paciente describirá los síntomas, la duración, la frecuencia, las áreas de dolor, lo que hace que el dolor se sienta mejor y lo que lo empeora.
El quiropráctico identifica las áreas de la queja y la naturaleza del dolor al hacer preguntas y aprender más sobre el historial médico del paciente, que incluye:
- Historia familiar.
- Hábitos dietéticos.
- Tratamientos previos como quiropráctica o cualquier otro tratamiento médico.
- Historia ocupacional.
- Cualquier otro dato relacionado con su estado actual.
Esta parte puede variar según su condición, pero puede contener cualquiera de los siguientes:
- Caminando por la habitación, dándole al quiropráctico una apariencia diferente de la posición de sus músculos y huesos mientras está en ella.
- Mover su cuerpo a diferentes posiciones para responder preguntas como "¿cómo se siente al hacer este movimiento?" o hacer cosas como empujar la mano de su quiropráctico para que pueda determinar si ciertos músculos se están activando.
- Palpación y observación, de la cabeza a los pies, escaneando el cuerpo mirando la simetría, comparando un lado con el otro para ver si hay alguna desalineación. La palpación también ayudará a localizar áreas dolorosas que necesiten ajuste o cualquier otro tratamiento.
También es posible que le hagan otros pequeños exámenes durante el tratamiento. Los quiroprácticos hacen esto para probar el resultado de su último ajuste.
Dependiendo de los resultados del examen anterior, un quiropráctico puede usar pruebas de diagnóstico adicionales, como:
- Rayos X. Se utiliza para localizar y tener una mejor visión de las alteraciones esqueléticas.
- Lecturas de temperatura. Con la ayuda de un dispositivo, los quiroprácticos identifican las áreas de la columna que contienen una diferencia de temperatura significativa, lo que significa que necesita un ajuste quiropráctico.